El amor hacia su Dios y la fe que tiene en sus enseñanzas, será para Luis de Carvajal El mozo o Joseph Lumbroso, nombre que adoptará en cautiverio, la luz que guíe sus pasos tanto en los momentos más difíciles como en los de máxima alegría. A lo largo de sus Memorias y de los escritos que se conservan, repetidamente se dirige a Adonai como fuente de sabiduría, de inspiración y de reflexión para encontrar el camino adecuado en sus momentos de recogimiento.
De esta forma comienza sus oraciones, tras su declaración ante el Santo Oficio:
Testigo eres tú de que mi corazón no adora a los ídolos y que aunque por miedo me arrodillo a ellos, que conozco y digo en mi corazón que a ti solo Adonai IA se debe la adoración.
El artista ha querido reflejar mediante esta ilustración, los sentimientos que inspira a Joseph Lumbroso la naturaleza divina de su dios: la luz que ilumina su camino, la esperanza para él, para su familia y para todos los que creen en sus palabras, el faro que les guiará hasta el final.