Catalina, hermana de Luis de Carvajal el Mozo, será también apresada, condenada y llevada igualmente al cadalso el 8 de diciembre de 1596. Dos años mayor que el alumbrado, se había casado años atrás con un importante mercader de ascendencia portuguesa, también seguidor de la Ley de Moisés. Pese a sus influencias, el esposo no pudo evitar que Catalina pasase por dos juicios inquisitoriales y tuviese el mismo fin que el resto de su familia.
El artista José Luis Fariñas recoge el momento en el que ya sin fuerzas y nublada por el miedo, tropieza antes de alcanzar el lugar designado. Los confesores la acechan por detrás, esperando oír su confesión, presionados por el demonio de la inquisición que los sujeta con sus garras; el verdugo a su vez, tira de ella sin piedad para obligarla a subir los últimos peldaños hacia su destino final, allí le espera impaciente el escriba para tomar nota de las circunstancias. Bajo del cortinaje, desde lo alto, los mansos corderos, mitad piadosos, mitad perversos, observan sin intervenir. Al fondo, se intuyen escenas que insinúan los calvarios de la crucifixión y el público que espera impaciente. El final está cerca.