La historia de David y Goliat, narrada en el Antiguo Testamento, cuenta el enfrentamiento del joven y devoto David contra el gigante Goliat, en un intento de evitar la lucha de los ejércitos de Israel y los Filisteos. David había escuchado a Goliat burlarse de Dios y retar a los judíos para pelear contra él, por ello decide ofrecerse voluntario ante el rey Saúl, presentándose ante el gigante como el venido del Dios de los ejércitos. Tomando su honda, lanzó una piedra contra Goliat y éste cayó muerto. A continuación, David tomó la espada del gigante y la usó para cortarle la cabeza. Los filisteos entonces, huyeron del campo de batalla e Israel quedó vencedora gracias a un joven muchacho lleno de valor y fe en el poder de Dios, que más tarde se convertirá en Rey de Israel.
Luis de Carvajal El Mozo, menciona a David y a sus Salmos, en numerosas ocasiones, como símbolo del tesón y la voluntad férrea desarrollados frente a un enemigo superior.
Natalio Bayo, ha querido ilustrar esa mítica escena con un doble sentido, por un lado, incorporar a una de las figuras de referencia para Carvajal; por el otro, crear un símil entre la firmeza y el valor demostrado por David, comparable al fervor y la tenacidad del propio Luis, como medio de enfrentarse al gran poder de la Inquisición.