» Creación del artista
  • Creación del artista
  • Los artistas
  • Estampas e Ilustraciones

Espacio destinado a conocer el proceso editorial de esta obra inédita: desde la visión creativa del editor, los artesanos, artistas y músicos que han participado en su desarrollo hasta el trabajo de investigación y documentación vinculado a la familia Carvajal y al contexto histórico que rodea al libro. Espacio destinado a conocer el proceso editorial de esta obra inédita: desde la visión creativa del editor, los artesanos, artistas y músicos que han participado en su desarrollo hasta el trabajo de investigación y documentación vinculado a la familia Carvajal y al contexto histórico que rodea al libro.

Espacio destinado a conocer el proceso editorial de esta obra inédita: desde la visión creativa del editor, los artesanos, artistas y músicos que han participado en su desarrollo hasta el trabajo de investigación y documentación vinculado a la familia Carvajal y al contexto histórico que rodea al libro. Espacio destinado a conocer el proceso editorial de esta obra inédita: desde la visión creativa del editor, los artesanos, artistas y músicos que han participado en su desarrollo hasta el trabajo de investigación y documentación vinculado a la familia Carvajal y al contexto histórico que rodea al libro.

  • Los artistas
    • José Luis Fariñas
    • José Luis Fariñas nació en La Habana un 22 de febrero de 1972. De origen español-sefardí, era justo y hermoso que fuese elegido para ilustrar esta obra; un artista americano y conocedor de la religión judía acompañando en esta aventura literaria a Luis de Carvajal El Mozo. Un viaje común desde la salida de España, hacia una nueva patria al otro lado del Océano. El artista es capaz de transcribir las emociones que le provoca la lectura. Eugènie Delacroix. Fariñas, pintor, dibujante, ilustrador y escritor, es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, miembro de la Asociación Internacional de escritores y Artistas, IWA y graduado con Título de Oro por la Academia de San Alejandro. Ha realizado 31 exposiciones personales en Cuba, Estados Unidos, Panamá, México, Argentina, España, Austria y Japón, y 115 exposiciones colectivas en Cuba, Inglaterra, España, Alemania, Austria, Japón y Estados Unidos. Acuarelas y óleos suyos se conservan en el Museo de las Américas y el Mizel Museum, de Denver; Jewish Museum de Boca Ratón, American Jewish Museum de Pittsburgh; German book and Type Museum de Leipzig; en los fondos de la Galería Ars Liber de Liber Ediciones, Pamplona, entre otras instituciones y en colecciones privadas. Su trabajo se caracteriza por una intensa fase previa de documentación, de tal forma que luego es capaz de transformar los textos en dibujos plenos de simbolismo, de matices fantásticos, que enlazan perfectamente con la obra literaria, mostrándonos al mismo tiempo otra dimensión fundamental de la narración. Se podría decir que interpreta la figura con un realismo fabuloso, con un minucioso detallismo que nos conecta con el mundo de los sueños y la tradición pictórica, ya que en sus dibujos asoma el mundo de Breughel o del Bosco, o recuerda a un Mantenga, o el Caballero de la Muerte de Holbein o de Durero; pero el recuerdo es vago, más para inscribirse en una tradición que para utilizar modelos. Y en la minuciosidad de ese falso realismo surgen figuras oníricas, pequeños trasgos que acechan vigilantes. Por las esquinas de los dibujos aparecen, germinando, figuras que lo mismo podrían ser súcubos que íncubos, un mundo de fantasía, infierno y pesadilla que se metamorfosea constantemente para mostrar al espectador, al lector, su particular visión del mensaje escrito. En definitiva, un artista que brilla por su talento pictórico y por su capacidad para elucubrar por debajo de las alfombras la cruda realidad de los textos que ilustra. Como bien comenta el crítico literario Mauro Armiño: el pincel de José Luis Fariñas los vuelve figuras de carne y hueso, aunque hayan salido de su imaginación: la perfección técnica del artista demuestra, con dibujos meticulosos hasta la desmesura, que mediante el arte se puede llegar a la cuadratura del círculo, a hacer de la realidad un acto de magia, a crear un espacio de «realismo mágico» que ha marcado el arte y la literatura. Ha obtenido por tres ediciones consecutivas el Primer Premio de Ilustración Raúl Martínez otorgado por el Instituto Cubano del Libro y el Centro Cultural Dulce María Loynaz. En 2007, el libro de artista Cervantes, el soldado que nos enseñó a hablar, de María Teresa León, publicado por Liber Ediciones, ilustrado con acuarelas suyas, obtuvo en la Feria del Libro de Barcelona el Primer Premio Nacional al mejor libro de arte para bibliófilos editado en España durante 2006, distinción que otorga anualmente el Ministerio de Cultura; Primer premio que se volvió a repetir en el 2010 con el libro Apocalipsis de San Juan el teólogo en doble versión: español, con los textos de Casiodoro de Reyna en la Biblia del Oso, y en catalán, con los textos de la Biblia Interconfesional Catalana, editada también por Liber Ediciones. Liber Ediciones le adjudica el importante encargo de ilustrar el Fausto, de Goethe, que aparecerá en el año 2015. Obtuvo el Premio Nacional de Ilustración de La Gaceta de Cuba, UNEAC, en 1993, y Premio de Reconocimiento en el Concurso Internacional NOMA, UNESCO, Japón, en 1985. Representó a Cuba en la Bienal de ARTEBA (Buenos Aires), en 1998. Ha ofrecido conferencias y talleres en The New York City University, Cornell University, y otras universidades. Obras suyas figuran en importantes colecciones privadas. Figura en el Allgemeines Künstler-Lexicon (diccionario de artistas sucesor del Thieme-Becker), Michael Nungesser, Leipzig. Ha sido jurado en certámenes nacionales de dibujo e ilustración, e internacionales de diseño. Ha sido antologado junto a 27 poetas judeo-latinos por HOSTOS REVIEW, The City University of New York, 2006; por Salvador Redonet en Novísimos narradores cubanos, Universidad de Zaragoza, 1999, y El ánfora del Diablo, Letras Cubanas, 2000. Aparece en el Author Index de la Universidad de La Ciudad de New York. Ensayos suyos han sido publicados en La Gaceta de Cuba. Su cuaderno de poemas en prosa Incuria, Ediciones “Z”, La Habana, l993, ha sido traducido al inglés y al holandés. Ha publicado El resto más blanco, poesía, Editorial Sur, 2006. Es Editor consultor de The Contemporary Who’s Who del American Biographical Institute.
    • Natalio Bayo
    • Natalio Bayo nace en Épila (Zaragoza) en 1945 y desde muy joven comienza su actividad artística. En 1969 realiza su primera exposición individual. Pronto su vocación pictórica se ve alentada con la concesión del Primer Premio San Jorge de la ciudad de Zaragoza en 1970 , el premio Beca María Blanchard de dibujo para artistas menores de 25 años, en Santander y en 1971 una Beca de pintura de la Dotación de Arte Castellblanch, que le permite una larga permanencia en Italia. El conocimiento y el contacto con el Renacimiento y en especial con el florentino que propicia esta estancia italiana, influyen decisivamente en la obra posterior de Bayo. En su trayectoria, los estilos se mezclan y conviven, desde el pop y un expresionismo casi rozado hasta el realismo que deriva en su surrealismo onírico. A finales de 1972 forma con otros jóvenes pintores de Zaragoza el grupo AZUDA 40, con el que expone en diferentes ciudades españolas. Natalio Bayo ha mostrado su obra en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Valladolid y Salamanca entre otras ciudades españolas y en el extranjero en Colombia, Nicaragua, Japón, Francia, Alemania y Holanda. Las creaciones de Bayo están presentes en docenas de museos y colecciones, a destacar La Biblioteca Nacional, la Fundación ONCE o la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura. Como ilustrador de bibliofilia, Natalio Bayo ha colaborado con conocidos autores como Juan Antonio Labordeta –’Canción para atenazar a una paloma’ 1976, ‘Canciones de amor’ 1997– o Antón Castro, pero es la Carmen de Liber Ediciones la obra en la que Bayo ha podido desarrollar más extensa y brillantemente su pasión por el grabado. Además, ha ilustrado con Liber Ediciones San Jorge, consiguiendo el Tercer Premio al libro mejor editado en España en su año de edición, y Romeo y Julieta, Primer Premio al libro mejor editado en España en la modalidad de Bibliofilia, ambos otorgados por el Ministerio de Cultura de España. Mauro Armiño dice sobre el artista: “Bayo, tras unos coqueteos iniciales con la abstracción, siempre ha navegado entre Escila y Caribdis salvando escollos; porque se trata de una figuración tocada por el ala de otras corrientes: su realismo no es real, sino mágico, para ver surgir sobre sus lienzos personajes masculinos o femeninos a los que la mirada del artista envuelve en la decadencia de sus elementos más carnales; o también palomas o caballos con toques de sublimación, sobre paisajes furibundos en los que Goya en ocasiones es un referente.” En la larga trayectoria de Bayo, los estilos se mezclan y lindan entre sí por etapas: desde el pop hasta una mirada de reojo al expresionismo inicial del siglo XX, con un rotundo poder de ironía, de reescritura de grandes temas pictóricos del pasado; y la mezcla en ocasiones alcanza una audacia sorprendente entre el realismo que deja sobre las figuras el paso del tiempo y un surrealismo onírico. Natalio Bayo es un pintor, grabador y dibujante impecable. En su importante obra gráfica destaca la calidad del dibujo y en muchos de sus trabajos, su fuerte vinculación temática a la realidad social, tratando en algunos casos la temática religiosa y la época de la Inquisición.

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  • Estampas e Ilustraciones
    • Rumbo hacia la Nueva España
    • Cargada de presagios y de malas memorias atraviesa esta nave la Mar Tenebrosa. Boga sin partir las aguas con buenos augures, como si navegara sobre olas de humo y flamas, y no sobre oleaje espumoso. Dejar atrás siglos de horror es la quimera de los Carvajal. Pero lo llevan a cuestas, en la carne de la memoria y en la rémora de los baúles.

      …partió su padre con la casa toda para esta Nueva España… (pág. 21)

      Zarpan con la casa toda y van en vilo, pretendiendo llevar la línea familiar, la casa Carvajal, hacia puerto seguro. Viajan con lastre demasiado pesado, conmovidos por oleajes diversos: los edictos de expulsión, la crueldad de las torturas en los autos de fe, el pavor a la muerte en la hoguera. Como si fuese culpa mayor la natural fidelidad a sus seculares creencias, sostenidas al amparo de las oleadas graves del silencio y la sombra, atraviesan las aguas bravas y sienten que el navío es sacudido como por olas de cadáveres inquietos. Creen alejarse, yendo hacia tierras vírgenes, de cuanto ha pretendido eliminar a su pueblo, exilio tras exilio. Son los Carvajal, de alma tan raigalmente bíblica cuanto ibérica, y bogan como fantasmas hacia un futuro que se les descabala. El miedo y la ilusión entrechocan sus brumas mientras el mar golpea contra el maderamen embreado. Así lo vio el artista.
    • De expedición por el Nuevo Reino de León
    • Luis de Carvajal El Viejo, conseguirá gobernar una tierra extensa, árida y belicosa. Poblada por los chichimecas, El Viejo, junto a sus hombres, y acompañado por su sobrino, Luis de Carvajal El Mozo, deberán salir de expedición en numerosas ocasiones, para vigilar el terreno y mantener en relativa calma, las ciudades que van fundando. En una salida, El Mozo, se perderáy deberá permanecer solo, sediento y muy asustado hasta que los soldados consiguen dar con él. Natalio Bayo, en esta ocasión, representa una escena en la que soldados e indígenas, escoltan a mercancías y personas bajo la atenta mirada del cerro de la Silla, una montaña, que forma parte de la Sierra Madre Oriental en el Estado de Nuevo León, icono de la ciudad de Monterrey y símbolo para los regiomontanos. Uno de los lugares más representativos de la conquista norteña.
    • Luis de Carvajal prendiendo su sambenito
    • Luis de Carvajal, El Mozo o también llamado El Alumbrado, gracias al heterónimo asumido en sus memorias como Joseph Lumbroso. La ilustración refiere al espacio contradictorio en que el sujeto histórico se debate. Al rostro asoma la tragedia de una existencia dividida, una identidad desastrada por su circunstancia.

      Sin poder dormir, el joven reo Luis de Carvajal aguardaba la consecución de su sentencia. Baltazar Brito

      Humillado con el sambenito ―pasto de escarnio por sal del castigo―, lo estruja en su mano antes de vestirlo. La injusticia de tal punición y de la siguiente condena a la hoguera, acusará secularmente a los ímprobos que le procesaron en sucesivos autos de fe. Ciertas sugerencias de escamado y plumaje revisten la figura de un craso desamparo, recubriendo lo que debió ser el atuendo inicialmente suyo: el de los conquistadores, aquí con raros brillos que en Lumbroso ya tan solo hacen referencia simbólica a su fuerza interior. Por la impotencia de actuar acorde a su creencia y a sus costumbres, ahora prohibidas. Luis de Carvajal se desestructura y recompone bajo el peso de una fe propia que paradójicamente comparte el campo fundacional con su antagonista. Los signos trascendentes, paradójicamente compartidos, se funden y repelen en referencias cruzadas. Las alas que en la imagen fusionan las morfologías representativas de ángeles y palomas, son correlatos de sus antípodas: las alas de murciélagos y diablos. Es la trágica narrativa de estas religiones de origen compartido, donde una se ha convertido en víctima y la otra, en victimaria. El material literario es referido aquí a través de una experiencia visual con densidad heurística.

    • Condenado portando el vergonzante sambenito
    • El sambenito utilizado por la Inquisición para señalar a los condenados por el Tribunal, se convirtió en una prenda símbolo de infamia. En sus orígenes, se trataba de un saco de lana bendecido por un cura, que fue evolucionando hasta recoger diversas variantes para diferenciar el tipo de delito y sentencia. Aquellos que portaban un sambenito blanco o amarillento con una gran cruz roja de San Andrés en la parte delantera y otra en la trasera, eran los condenados por primera vez, reconciliados con la iglesia católica tras reconocer su herejía y declarar su arrepentimiento. La vestimenta iba acompañada, normalmente, de un sombrero alto de papel prensado en forma de mitro o cónica, que se denominaba coroza. Esta indumentaria era una manera eficiente de humillar públicamente al condenado por el plazo impuesto en la pena, al término del cual, el sambenito debía colgarse en la iglesia a la que pertenecía el hereje para que nadie olvidara nunca su culpa indicándose a su lado el nombre de la familia, el crimen cometido y el castigo sufrido. La ilustración que nos ofrece Natalio Bayo muestra a un reo recién condenado, avergonzado, subyugado y quebrado por su reciente confesión. Tras de sí, dos miembros del tribunal de la Inquisición y un soldando custodiando al condenado.
    • Oficiando la liturgia de la fe
    • Con gestos y ropas de inevitable y aparente heterodoxia, desprovistos de los artilugios apropiados para oficiar la liturgia de su fe, los criptojudíos se afanaban, ocultos como cifra tal nombre, en las lecturas de las transcripciones en romance de algunas sagradas escrituras.

      …trasuntados en romance todos los salmos y otras santas oraciones, tesoro muy estimado de él y de ellas. (p. 39)

      Sin kipá, Torá ni tabernáculo, profesaban su fe con rituales únicamente recreados gracias a las imprecisas filigranas de la memoria. Les ampararon, en reductos impensables, las argucias simbólicas de la imaginación colectiva, antaño embebida en las esencias de sus ahora ausentes antiguos textos, los negados a sus manos tanto como su fe a sus almas y sus costumbres a sus cuerpos, los ciertamente más afines al Juan del Qumran y al Jesús crucificado que a las páginas mucho más tarde santificadas por Roma y evocadas con la profusa hagiografía católica que a los Carvajal les era tan ajena. Refugiados en sótanos y trasteros, la familia consumaba lecturas y practicaba rituales tan rigurosamente prohibidos en toda Nueva España como en la vieja patria. Recreaba El Alumbrado los salmos, transcribiéndolos a hurtadillas y en romance, con arte y devoción. Cumplían los Carvajal en lo posible los mandatos mosaicos, aunque la madre y las hermanas también podían estudiar las esencias judaicas y tocar la palabra sacra de la Torá, ya derramada desde los rollos venerables, y hasta preservar sin pecado entre seno y corpiño la bendita letra. Recitaban los Carvajal aquellos salmos devota y cautelosamente copiados por Luis y repasaban con fervor los versículos mejor recordados del Pentateuco, las esencias de la fe judaica estampada en aquellos rollos inalcanzables, por lejanos y por lo tan abolidos entonces en aquellas tierras de confluencia nefasta de conquistadores católicos, y aun de auténticos conversos, con la inmigración de criptojudíos y de judíos en éxodo. En la estampa, la persecución inquisitorial, acechante como búho demoníaco, y la familia devota, ahora obligadamente heterodoxa porque no había consagrado rabino que dictaminase, pero sí una fe que preservar.
    • Sometida al tormento de la Inquisición
    • Doña Francisca será cruelmente sometida a tortura por los inquisidores. En sus Memorias, en la página 9, Luis describe cómo, después de haberla llevado varias veces para tomar declaración y no obtener el resultado deseado, un viernes decidieron darle tormento. Luis ve cómo van los jueces por delante, seguidos del escribano, el alcaide y portero, y ya en la sala, el verdugo espera a que llegue la mansa cordera. Desnudarán a la madre y la atarán para aplicarle tormento. El artista Natalio Bayo centra la imagen en el cuerpo pendiente de la matriarca de la familia, indefensa y avergonzada, bajo la atenta mirada de sus desalmados jueces.
    • El gobernador Luis de Carvajal
    • Luis de Carvajal de la Cueva, pasó sus años de formación entre la casa del Conde de Benavente en España, Lisboa y Cabo Verde. Se relacionó con hombres estudiados, nobles y varios miembros de la realeza, entre los que se encontraba el príncipe Felipe, futuro rey de España. Se desconocen los detalles de su porte, pero su manera de escribir, su comportamiento, sus convicciones y costumbres se corresponden, sin lugar a dudas, con las de un noble español. Empresario y conocedor de leyes y tácticas militares, con 26 años abandona Cabo Verde y tras contraer matrimonio con la hija de un agente del rey de Portugal, decide emprender su viaje hacia el Nuevo Mundo en busca de riquezas y éxitos,donde muy pronto será nombrado alcalde de Tampico y poco después, gobernador del Nuevo Reino de León. La ilustración que nos ofrece Fariñas plasma ese carácter de hombre decidido, emprendedor y firme en sus convicciones que le llevó a dominar una región hostil y a administrar un territorio de más de 700,000 m2.
    • Condenado en la hoguera
    • El momento había llegado, después de meses de sufrimiento y temores, finalmente el 8 de diciembre de 1596, se cumplió la sentencia y Luis de Carvajal El Mozo, sus hermanas Isabel, Catalina y Leonor y su madre, Francisca Núñez, junto con otros cuatro condenados, fueron quemados en la hoguera tras haberles aplicado garrote. Luis fue el que recibió las acusaciones más graves, insultaba a los espectadores que se habían acercado al cadalso y éstos le respondían con injurias contra el pecador, que irritado arremetía contra ellos y contra los santos. Fueron sus últimos recursos desesperados antes de doblegarse ante el fraile que esperaba junto a él. Bayo representa ese momento, jugando con los matices de la bitonalidad, la oscuridad del humo que asciende hasta los cielos, la pira, los espectadores, y él, en el centro, vestido en tonos claros, todavía portando el sambenito.
    • Comprando una vieja biblia
    • Luis de Carvajal El Mozo, en uno de sus viajes a Ciudad de México, poco después de la muerte de su padre, se paró ante un lugar donde un párroco vendía libros religiosos. Allí encontró una vieja biblia, se quedó pensativo y finalmente decidió adquirirla por la cantidad de seis pesos. Fue un hecho clave en la formación del joven Carvajal, porque en ese ejemplar, descubriría su verdadera devoción religiosa. Será el libro que le acompañará en todas sus andanzas y donde descubrirá los pasajes que marcaran su futuro y el de la familia. Fariñas ha querido representar este momento, por la importancia trascendental que tiene para El Mozo, quien en sus Memorias, hace referencia ya en el primer folio, diciendo: cuya lección asidua en aquella soledad vino a conocer muchos de los divinos misterios.
    • El Alumbrado
    • Luis de Carvajal El Mozo, será llevado a prisión junto con su madre Francisca y su hermana Isabel. En su primera reclusión se siente solo y abandonado pero en sus sueños le reconfortan. Uno de ellos lo relata en sus memorias con especial interés , ya que significará para él un punto de inflexión en su percepción de la vida, hecho que le lleva a tornar su nombre por el de Joseph Lumbroso. Recogemos aquí las palabras del Dr. Baltazar que rememoran ese momento e inspiraron al artista: «Ahí sucedió un nuevo y extraordinario suceso que habría de marcar su vida por segunda ocasión: Una noche, mientras dormía, Luis miró en sueños una redoma de vidrio bien tapada y repleta del dulce licor de la sabiduría divina, la cual veía descubrirse poco a poco, mientras el Señor Dios le decía al santo Salomón: ¡Toma una cuchara e hínchala de este licor y dásela a beber a este muchacho! Aquel rey obedeció y echó en la boca aquel líquido milagroso que consoló su afligida alma en tan solo un instante. A partir de ese momento su espíritu renació con más fuerza y con más brío, Luis de Carvajal se transmutaba en la ardiente figura de Joseph Lumbroso: José el Alumbrado».
    • Mariana portando su salterio
    • El Mozo acostumbraba a copiar salmos y oraciones en libritos que daba a sus familiares y amigos para que alimentasen su fe. Uno de esos libritos, un salterio, se lo entregó a su hermana para que le acompañase en sus rezos, y ella no lo abandonaba jamás. En una de esas ocasiones, en la que salió a lavar unas ropas, perdió el preciado libro, hecho que causó un gran desasosiego en la familia, ya que esto se produjo tras ser liberados del primer proceso llevado a cabo ante el Tribunal de la Inquisición. El dibujo que prepara Fariñas para destacar otro de los pasajes relevantes en la historia de la familia, mencionado en sus Memorias, presenta una imagen dulce e inocente de la hermana. Toda la ilustración está centrada en ella: sus cabellos, su ropaje, su rostro concentrado, y en segundo término, como escondido y carente de importancia, el librito que causará tantas preocupaciones a Luis de Carvajal.
    • En cautiverio
    • Luis de Carvajal pasará largas horas cumpliendo condena, primero en prisión, después en el Convento de Santo Domingo y finalmente, de nuevo en la cárcel, hasta su juicio final. Durante esas jornadas infinitas de cautiverio medita, ora y escribe. En esta imagen, el artista refleja el perfil de Joseph Lumbroso tomando nota de sus reflexiones. La habitación carece de enseres, únicamente al fondo se dibuja una ventana con barrotes, reflejo de una estancia en extremo sobria y lúgubre.
    • Juicio del Santo Oficio
    • «Vivimos en tiempos tan difíciles que es peligroso hablar o guardar silencio». Así parecen aseverar ―con Juan de Vives― estas figuras de inquisidores, enjuiciados, cráneos de condenados y familias de criptojudíos, imágenes todas insertas en matrices de dimensiones disímiles y confluyentes, evocando las tribulaciones sufridas por Luis de Carvajal, El Mozo: El Alumbrado, y relatadas por él en su Laus Deo.

      …porque tu juicio no es como el de los hombres que a los que confiesan condenan y a los que niegan salvan… (p. 62)

      Bajo estas palabras de El Mozo, Fariñas se inspira para recrear con dramáticas alegorías a línea la noticia del horror desplegado en los autos de fe y evoca, entrelazando correlatos, los juicios contra Luis de Carvajal, El Mozo, y su familia, junto a todas las impías sentencias ejecutadas a partir de los edictos emitidos al amparo de una distorsionada médula bíblica con que los jueces del Tribunal de la Santa Inquisición justificaban sus mandatos, tal como la acérrima insidia y las crueldades consumadas durante los juicios inquisitoriales aparecían aprestadas y cubiertas largo tiempo atrás por aquel San Agustín que sentenciaba: «La necesidad de dureza es mayor en la investigación que cuando se inflige el castigo». La Inquisición creyó dorar con tan ancestral y erudito manto los cuerpos macerados en el potro y la carne calcinada en las hogueras. La historia y la imagen estampan el crimen y el dolor.
    • Luis de Carvajal de la Cueva
    • Luis de Carvajal El viejo, ha pasado a la historia por ser el Primer Gobernador del Nuevo Reino de León, pero para ello tuvo que sortear muchas dificultades y forjarse primero como administrador, empresario y militar en Europa y en su colonias africanas. Una vez llegado al Nuevo Mundo, decidió guiarse por los colonos del lugar y buscar una ruta hacia el norte que les permitiese mejorar su posición comercial. Sin embargo su empresa no resultó fácil, allí tuvo que enfrentarse a las dificultades del terreno y especialmente a los chichimecas, un pueblo semi-nómada, guerrero y fuerte que tras varias incursiones consiguió apaciguar. Natalio Bayo nos presenta en este grabado, una visión del gobernador en su condición de aguerrido soldado, combativo y resuelto, ataviado con su yelmo, su coraza y la espada. En el fondo destaca sobre fondo oscuro una cruz en rojo. La cruz de la religión cristiana que había adoptado, será sin embargo utilizada en su contra cuando el virrey decida acusarlo de judaizante.
    • El santo sacramento de la circuncisión
    • Y leyendo un día en el capítulo 17 del Génesis donde el Señor mandó circuncidarse a Abraham, nuestro padre santo; especialmente aquellas palabras que dicen: El ánima que fuere incircuncidada será borrada del libro de los vivientes, diole tal golpe de temor en el corazón, que sin más dilatarlo acudió a la ejecución de la divina inspiración, movido por el Altísimo y por su buen ángel y así se levantó de un corredor de la casa donde estaba leyendo y dejando a un lado la sacra Biblia abierta, tomó unas tijeras de bien botos y gastados filos, y se fue sobre la barranca del río de Pánuco, donde con codicia y encendido deseo de ser escrito en el libro de la vida, que sin este sacramento santo es imposible, se selló con él y se cortó casi todo el prepucio, de manera que solo quedó de él un poco por cortar por ser tan broncas las tijeras… Así narra Luis de Carvajal, al comienzo de sus memorias, folio 1 verso – 2 recto (pág. 56), el episodio en el que decide sellar el santo sacramento en su carne. Fariñas dibuja la escena en un segundo y discreto plano, situando al buen ángel en primera línea, atento a lo que ocurre bajo el árbol de Moisés. En la techumbre, también vigila receloso el maligno, en espera de su momento. El hermano que acompaña a Luis, posiblemente sea Baltasar, quien porta las melladas tijeras. Luis narrará más adelante, la circuncisión de su hermano mayor.
    • Luz de Adonai
    • El amor hacia su Dios y la fe que tiene en sus enseñanzas, será para Luis de Carvajal El mozo o Joseph Lumbroso, nombre que adoptará en cautiverio, la luz que guíe sus pasos tanto en los momentos más difíciles como en los de máxima alegría. A lo largo de sus Memorias y de los escritos que se conservan, repetidamente se dirige a Adonai como fuente de sabiduría, de inspiración y de reflexión para encontrar el camino adecuado en sus momentos de recogimiento. De esta forma comienza sus oraciones, tras su declaración ante el Santo Oficio: Testigo eres tú de que mi corazón no adora a los ídolos y que aunque por miedo me arrodillo a ellos, que conozco y digo en mi corazón que a ti solo Adonai IA se debe la adoración. El artista ha querido reflejar mediante esta ilustración, los sentimientos que inspira a Joseph Lumbroso la naturaleza divina de su dios: la luz que ilumina su camino, la esperanza para él, para su familia y para todos los que creen en sus palabras, el faro que les guiará hasta el final.
    • Sueño de Joseph Lumbroso
    • El rey Salomón le da de beber el licor divino. El espacio onírico del milagro se ilumina. Entre la lobreguez violácea y la tierra sanguínea dos seres levitan en un instante de consagración. El Rey Sabio de Israel y Joseph Lumbroso figuran como alzados por un poder excepcional que les salvaría de los avatares de la sombra y la sangre. En el recreado ensueño la bebida divina trasciende en un baño de luz desde el gesto dador de Salomón hacia quien no es sino el propio Luis de Carvajal, El Mozo, embozado tras la supuesta pluma del iluminado protagonista del relato: Joseph Lumbroso, su heterónimo. Los ropajes ondulan al amparo de un manto de niebla —eco de la teofanía del Sinaí (cuando Dios se presenta en forma de nube al pueblo de Israel, según refiere el Éxodo). Amparados del púrpura que oprime el ámbito iniciático, la figura bíblica y el criptojudío se muestran bajo arremolinadas volutas de sutiles matices, oficiando el rito que protegería sus almas representadas en vilo, emanadas de sus cuerpos —el de Carvajal bajo la amenaza de un poder vaticano que pronto lo llevará a la hoguera del crimen inquisitorial. En la imagen alegórica lo sombrío es desplazado por el divino mandato al que refiere el resplandor central que se define como símbolo de la epifanía del elixir consagrado que el rey Salomón da a beber a Joseph Lumbroso, cumpliendo en el sueño con la iluminación del elegido. Tal iniciación relatada por el alter ego protagónico esclarece el epíteto de El Alumbrado. La expresión Lumbroso (que despide luz) aparece unida a Joseph, nombre del personaje protagónico en el manuscrito y seudónimo del autor, el mártir Luis de Carvajal, El Mozo, El Alumbrado quien con su vida refrenda su fe mientras revela y denuncia los horrores de la Inquisición en tierras mexicanas, las tan mal nombradas como tierras de la Nueva España.
    • El rey Salomón, en su trono
    • Salomón, hijo del rey David, fue según la Biblia el tercer y último monarca del reino unido de Israel. Gobernó sobre un extenso territorio durante casi cuatro décadas, tiempo en el que se construyó el primer Templo de Jerusalén y escribió los textos bíblicos que se le atribuyen: El Libro de Eclesiastés , Libro de los Proverbios y Cantar de los Cantares. Joseph Lumbroso hace referencia en varias ocasiones al gran Salomón, alabando la benevolencia de Dios para con él diciendo, Quién sino tú hizo rico y sabio a Salomón, destacando así dos de las virtudes del monarca, que caracterizaron a este personaje que también ha pasado a la historia por ser un rey justo, que llevó a la prosperidad a su pueblo. Bayo representa a Salomón en su trono, con llave del templo que fue construido para guardar el arca de la Alianza, el cofre sagrado que contenía los 10 Mandamientos, la palabra del Dios del pueblo judío. En el regazo del monarca destaca un llamativo manto rojo, que centra la visión de la imagen.
    • Doña Francisca en el suplicio de la rueda
    • Una diabólica figura asoma al ventanuco; desde la sombra acecha, husmea en el horror. La imagen recrea una sesión de tortura de las tantas perpetradas por la inquisición católica y evoca el regodeo de los inquisidores españoles en los sádicos procesos , aludiendo a la hipocresía del procedimiento y del propio fundamento ideológico de la Santa Inquisición. Más que la búsqueda de respuesta alguna, el propósito intrínseco de los inquisidores era causar los más terribles tormentos con la intención de evidenciar y fortalecer el poder de la Iglesia. La Santa Inquisición, con los jueces y calificadores del Santo Oficio, implementaba los autos de fe minuciosamente y los sacralizaba con el paradójico obrar de los oficiantes verdugos. El vacío blancor del fondo, a la derecha del grabado, logra un contraste violento con la cruda definición lineal y tonal que detalla el suplicio de la mujer. La alegoría denuncia, en la figura de la desnuda belleza torturada en la rueda, la pureza religiosa de los criptojudíos, devoción que fue profanada por los inquisidores ante el más sacro símbolo católico, la cruz, que el pintor sitúa justamente a ras de tierra. Como en los criminales procesos indagatorios de tortura a que fue sometida gran parte de la familia Carvajal en México, y en los implementados tanto en la España de la vieja Europa como en la Nueva España y en el resto de las colonias de ultramar, la Iglesia presumía de consumar racionales interrogatorios, en sí tan absurdos e inhumanos como aquel “juicio de Dios” de las ordalías ejecutadas en siglos anteriores o, aún más lejos por los caminos del tiempo, como las torturas asirias; todas igualmente próximas en la esencia falaz y abusiva de tantos otros métodos inquisitoriales a lo largo de la historia. La tortura de los condenados por herejes en los autos de fe era el angustioso camino previo y expedito al sufrimiento final que se les deparaba: el capital suplicio en las hogueras, el quemarlos hasta reducirles a ceniza —supuesto impedimento a las resurrección de los cadáveres durante la Parusía del final de los tiempos anunciada por el Nuevo Testamento. La madre, las hermanas, la familia Carvajal casi en pleno, tal como el propio Luis de Carvajal El Mozo, padecieron ese tránsito de tribulaciones indescriptibles. Y no cabe duda de que la tortura de su propia madre ya era para El Alumbrado uno de los peores suplicios.
    • Enloquecido tras los castigos
    • Los inquisidores no tienen piedad. Castigan y mandan torturar a los condenados una y otra vez hasta conseguir sacer sus confesiones, verdaderas o falsas, pero necesarias para rellenar su expediente. Algunos no soportan esa presión, están encerrados en celdas inmundas, oscuras, húmedas y no pueden dormir por los incesantes gritos que resuenan en las paredes. El torturado que representa Bayo, tiene la mirada vacía, perdida, ha superado el límite de su tolerancia y está a punto de perder el juicio. Pintado en bitono, la expresión de la cara y la postura de las manos, denotan sufrimiento y dolor.
    • Copiando textos en la biblioteca
    • El 24 de febrero de 1590, casi un año después de que Luis de Carvajal El Mozo sea aprehendido, se celebra el Auto de Fe donde él y su familia serían reconciliados tras confesar sus errores, pues como indica Luis, en ello radicaba seguir conservando la vida. La condena fue prisión perpetua y portar el denigrante hábito del sambenito, pero los lugares elegidos para sus encierros les fueron favorables. Luis fue enviado al Hospital de Convalecientes, donde sirvió de sacristán manteniendo intacta su fe hacia Adonai. La persona asignada por el Santo Oficio para custodiar a los Carvajal fue Fray Pedro de Oroz, anciano de mucha virtud que administraba el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco. Dada la instrucción de Joseph Lumbroso, el fraile le asignó la tarea de ayudarle en la enseñanza de gramática a los naturales y con la copia de cartas y sermones. Confiando en el buen comportamiento del joven Carvajal, el fraile franciscano le otorgó un preciado obsequio: la llave de la biblioteca del Colegio. Para Luis fue una señal más, otro de los milagros de Adonai que supo aprovecharlo asumiendo la responsabilidad de realizar tablas, traducir al castellano diversos salmos y pasajes del Antiguo Testamento y transcribir en varios librillos esos textos para regalar a sus hermanas y amigos. Luis no cabía de felicidad. La misericordiosa mano de su Señor Adonai le brindaba la oportunidad de salvar su ánima y la de su familia.
    • David enfrentándose a Goliat
    • La historia de David y Goliat, narrada en el Antiguo Testamento, cuenta el enfrentamiento del joven y devoto David contra el gigante Goliat, en un intento de evitar la lucha de los ejércitos de Israel y los Filisteos. David había escuchado a Goliat burlarse de Dios y retar a los judíos para pelear contra él, por ello decide ofrecerse voluntario ante el rey Saúl, presentándose ante el gigante como el venido del Dios de los ejércitos. Tomando su honda, lanzó una piedra contra Goliat y éste cayó muerto. A continuación, David tomó la espada del gigante y la usó para cortarle la cabeza. Los filisteos entonces, huyeron del campo de batalla e Israel quedó vencedora gracias a un joven muchacho lleno de valor y fe en el poder de Dios, que más tarde se convertirá en Rey de Israel. Luis de Carvajal El Mozo, menciona a David y a sus Salmos, en numerosas ocasiones, como símbolo del tesón y la voluntad férrea desarrollados frente a un enemigo superior. Natalio Bayo, ha querido ilustrar esa mítica escena con un doble sentido, por un lado, incorporar a una de las figuras de referencia para Carvajal; por el otro, crear un símil entre la firmeza y el valor demostrado por David, comparable al fervor y la tenacidad del propio Luis, como medio de enfrentarse al gran poder de la Inquisición.
    • Abraham e Isaac cumpliendo del mandato
    • …haz por Abraham, nuestro padre que madrugó a cumplir tu mandato, haz por Isaac el obediente que fue atado para ser a ti ofrecido en sacrificio en el monte de tu santa cara… Con estas palabras, Luis de Carvajal el Mozo, recordaba el mandato que Adonai le pide cumplir a Abraham. En sus memorias y en el librito Modo de llamar a Dios, menciona en varias ocasiones a ambos, aunque es en este pasaje del folio 6 recto (página 90), en el que se refiere específicamente al momento en el que va a ejecutar la ofrenda. Fariñas, de nuevo nos sorprende con una ilustración cargada de significado. En el centro, la figura de Abraham, amparado por el buen ángel que despliega sus alas protegiendo su cuerpo y proyectándolo hacia lo divino. El patriarca sujeta en brazos a su hijo Isaac y al cuchillo que pretende utilizar para ejecutar el mandato; lo pinta de color azul, símbolo de pureza, confianza y fidelidad. Conectando el plano superior con el inferior, el artista coloca un cortinaje púrpura, color ligado a los sentimientos de nobleza, espiritualidad y piedad. El fondo se divide entre un claro cielo azul rasgado de neblinas y la tierra sanguínea que espera ser regada con el fruto del sacrificio.
    • Los elegidos: Abraham e Isaac
    • De nuevo el artista se fija en personajes bíblicos para inspirar su creatividad. Joseph Lumbroso nombra hasta veinticinco veces a Abraham, a quien denomina nuestro santo padre, y en doce ocasiones aparece Isaac. En los textos recogidos en el tercer librito, Modo de llamar a Dios , toma a ambos como modelo de amor, de compromiso y de lealtad a Dios. En esta ilustración de Natalio Bayo se recoge el pasaje en el que Abraham lleva sobre el burro la leña que le servirá para preparar la hoguera en la que tiene que dar cumplimiento al mandato de Dios de ofrecer a su hijo Isaac, quemándolo en la hoguera. Isaac acompaña a su padre con ternura y obediencia. La sobriedad de los colores sepia que utiliza el artista, da protagonismo a los personajes, que los representa con los ropajes tradicionales de la época.
    • Ezequías, rey de Judá
    • Ezequías, decimotercer rey del reino independiente de Judá, es recordado por la purificación del templo, por la implantación de una reforma moral y religiosa, el restablecimiento del culto a Jehová y la celebración de la gran pascua de catorce días. Restableció también el empleo de los Salmos de David, Asaf y los proverbios de Salomón. Contribuyó a la prosperidad de su pueblo y del reino mediante el progreso de las obras públicas, el movimiento de reforma contra la idolatría y el derrocamiento del poder asirio en Judea. Entre los símbolos que mandó destruir, hubo un objeto de gran valor histórico, de unos 700 años de edad, que en Judá gozaba de sumo respeto y era muy venerado. Era la serpiente ardiente o serpiente de bronce, por medio de la cual Dios había dado sanidad y salvación al pueblo de Israel al final del viaje por el desierto. Fariñas se fija en este símbolo para ensalzar la figura de este rey que defendió a su pueblo y lo devolvió a la senda del buen camino.
    • Moisés en el Mar Rojo
    • Moisés, el profeta más importante del judaísmo, aparece nombrado en numerosas ocasiones en los libritos de El Mozo. En el segundo, llamado Lex Adonai, lo cita entre los trece fundamentos de su religión: Creer que el santo Moisés fue padre de todos los profetas y el más excelente de todos ellos. Moisés será el elegido para liderar el éxodo del pueblo israelita desde Egipto. Cuando llegan al mar Rojo, el ejército de Ramesés los alcanzará pero Yahvé los ayuda y a través de Moisés separa las aguas del mar para que su pueblo cruce sin peligro. Bayo, con gran colorido, ilustra ese momento en el que Moisés salva al pueblo de Israel, dibujando un cielo y un sol abrasador, en tonos cálidos, como si el firmamento estuviese cubierto de arena, y en contraposición las aguas alzadas de un intenso azul, de ese mar que se abre para que pasen sin riesgo.
    • El verdugo ratificando su confesión
    • Apenas juzgados los penitentes, fueron entregados por los oficiales de la inquisición a la justicia seglar de la Ciudad de México, que los dirigió a sus respectivos lugares asignados. La sentencia no dejaba dudas: “…sean llevados al Tianguis de San Hipólito, y en la parte y lugar que para esto está señalado sean quemados vivos y en vivas llamas de fuego hasta que se conviertan en cenizas y no haya ni quede memoria.” Isabel había sido la primera en ser capturada por el Santo Oficio, y a pesar de salir airosa en la primera ocasión, en la segunda no tendría la misma suerte. Al igual que el resto de la familia, acabaría muerta por garrote vil y quemada en la pira, formando parte del odioso espectáculo que se preparó en la Alameda de Ciudad de México. Fariñas la imagina derrotada, sin fuerzas para enfrentarse a su destino final, pero sus verdugos no le perdonarán, tiran de ella sin piedad. Hasta los mansos corderos le miran desde lo alto sintiéndola culpable.
    • El aprendizaje del profeta Jonás
    • Jonás, el quinto de los profetas menores nombrados en el Antiguo Testamento tenía como mandato predicar en la ciudad de Nínive, pero desoyendo las órdenes de Dios, intentó irse en dirección contraria subiéndose a una barca con destino a Tarsis. Pero Dios descubrió su pecado y provocó una tormenta terrible que concluyó una vez que Jonás fue arrojado al mar. No obstante, el profeta no se ahogó, despertó dentro de una enorme ballena. Sintiéndose salvado, dio gracias a Dios, su salvador, y prometió cumplir su voto en Nínive, por lo que al tercer día, la ballena depositó a Jonás sano y salvo en tierra firme. En el tercer librito de Luis de Carvajal, transcribe la oración sacada de la del santo Jonás. Capítulo 2, narrando el pasaje bíblico que Bayo representa mediante esta ilustración, representando el momento en el que la ballena engulle al profeta en medio de la tempestad. Atendiendo al cromatismo utilizado, destaca el contraste del azul vivo del mar con los colores apagados del gris del cielo y el marrón de los ropajes de Jonás.
    • Catalina rumbo a su destino final
    • Catalina, hermana de Luis de Carvajal el Mozo, será también apresada, condenada y llevada igualmente al cadalso el 8 de diciembre de 1596. Dos años mayor que el alumbrado, se había casado años atrás con un importante mercader de ascendencia portuguesa, también seguidor de la Ley de Moisés. Pese a sus influencias, el esposo no pudo evitar que Catalina pasase por dos juicios inquisitoriales y tuviese el mismo fin que el resto de su familia. El artista José Luis Fariñas recoge el momento en el que ya sin fuerzas y nublada por el miedo, tropieza antes de alcanzar el lugar designado. Los confesores la acechan por detrás, esperando oír su confesión, presionados por el demonio de la inquisición que los sujeta con sus garras; el verdugo a su vez, tira de ella sin piedad para obligarla a subir los últimos peldaños hacia su destino final, allí le espera impaciente el escriba para tomar nota de las circunstancias. Bajo del cortinaje, desde lo alto, los mansos corderos, mitad piadosos, mitad perversos, observan sin intervenir. Al fondo, se intuyen escenas que insinúan los calvarios de la crucifixión y el público que espera impaciente. El final está cerca.
    • Rumbo al Cadalso
    • Era un 8 de diciembre, segundo domingo de adviento de 1596 y día de La limpia concepción de Nuestra Señora la Virgen María, cuando finalmente los sesenta y ocho reos, desfilaron desde el Convento de Santo Domingo hasta la Plaza Mayor, para escuchar su sentencia final. Rodeados de muchedumbre, desfilaban los acusados de bigamia, hechicería, blasfemia, fornicación y los reconciliados; finalmente los judaizantes, entre los que se encontraba doña Francisca de Carvajal, sus hijos Isabel, Catalina, Leonor y Luis y amigos como Manuel de Lucena, Manuel Díaz, Beatriz Enríquez de Payba y su hijo Diego. Todos portaban coroza y sambenito, y algunos iban sobre asnos, como afrenta mayor. En la ilustración, Bayo representa la procesión de los acusados rumbo al cadalso, dando protagonismo, a través del color, a los sambenitos de los judaizantes. Al fondo, teñido en tonos rojizos y tierra, el perfil de la iglesia y la preparación de las pilas bajo un cielo turbio, que provoca cierta tensión; al frente, los religiosos y soldados que vigilan el desfile con mirada atenta y despectiva, vestidos en colores oscuros. Una escena llena de dramatismo para recoger los momentos previos al final inevitable.
    • Los inquisidores
    • La estampa alude al acomodo de los estigmas, vilmente cosechados por la clerecía inquisitorial para enjuiciar a los criptojudíos. Los cargos imputados por herejía judaizante eran, de conjunto, la premisa indispensable para instruir los procesos inculpatorios y para implementar, desde los corros de poder, la posterior ejecución de los mandatos eclesiásticos por parte de los fiscales del Santo Oficio y sus verdugos.

      No está atada a los méritos del hombre que siempre son pocos o ningunos la divina misericordia. (p. 25)

      Desde lo alto de la imagen domina al par de inquisidores una figura demoníaca de alas tan equívocas como los hábitos, atributos y veredictos que pretendían santificar aquellos crucíferos, tan alejados de los caminos de la justicia divina que decían venerar, cuanto tan lejos estaban de la divina misericordia.
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    • Isabel en la pira encendida
    • Isabel, la mayor de las hermanas Carvajal, había llegado a la Nueva España ya viuda. Ferviente devota de la ley de Moisés, intentó persuadir a su tío, el gobernador, para que abrazara su misma religión, pero él se negó rotundamente. Vivió siempre junto a su madre. Fue la primera en ser apresada por el Santo Oficio y abjuró cuando se enfrentó al primer auto de fe. De nuevo apresada, igual que el resto de su familia, será condenada a ser quemada viva en la Alameda de Ciudad de México. El esta ocasión, el artista José Luis Fariñas dibuja a Isabel amarrada al madero que le aferra a la pira encendida que le han adjudicado. Sus largos cabellos se fusionan con el humo maldito que se eleva como clara prueba de su condena. Entre medio, surgen figuras aladas demoníacas en el plano inferior, y celestes en el superior, así como una profusión de huesos y cráneos que rodean a la figura femenina. Al fondo, se intuye una procesión de almas entono a la cruz del siguiente reo.
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    • Huyendo a la Vieja Europa
    • Parten rumbo a Italia, atravesando de nuevo las turbulentas aguas intercontinentales y escapando del visceral horror al que retornarán para ya no volver a sus vidas, sino a visitar los viejos caminos de suplicio que les van acercando a sus muertes.

      La sociedad críptica estuvo regida por el silencio. Alicia Gojman

      Entre las velas del navío imaginario, emulando al real, se mecen y cuelgan las imágenes monstruosas de las tantas carnes torturadas e incineradas dejadas atrás y de las otras tantas torturas del porvenir nada lejano de El Alumbrado y los suyos. El silencio reina y la incomunicación se torna peso inevitable sobre las figuras ensimismadas de los cuerpos sin rostro y de los rostros sin labios. Son las figuras de la tragedia de los Carvajal, armonizando con la idea de Paul de Man cuando augura que el referente siempre será una misteriosa «otra parte», un «allá afuera» que inevitablemente hace de todo abordaje referencial un producto oblicuo, alegórico, que incita la imaginación y propicia ahondar en los vericuetos del sentido: los de las escenas contadas, los de la turbadora historia sucedida e incluso los de todos aquellos espantos que aún no hayan sido siquiera revelados ni imaginados.

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    Espacio destinado a conocer el proceso editorial de esta obra inédita:
    desde la visión creativa del editor, los artesanos, artistas y músicos que han participado en su desarrollo hasta el trabajo de investigación y documentación vinculado a la familia Carvajal y al contexto histórico que rodea al libro.

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    desde la visión creativa del editor, los artesanos, artistas y músicos que han participado en su desarrollo hasta el trabajo de investigación y documentación vinculado a la familia Carvajal y al contexto histórico que rodea al libro.