La estampa alude al acomodo de los estigmas, vilmente cosechados por la clerecía inquisitorial para enjuiciar a los criptojudíos. Los cargos imputados por herejía judaizante eran, de conjunto, la premisa indispensable para instruir los procesos inculpatorios y para implementar, desde los corros de poder, la posterior ejecución de los mandatos eclesiásticos por parte de los fiscales del Santo Oficio y sus verdugos.
No está atada a los méritos del hombre que siempre son pocos
o ningunos la divina misericordia.
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Desde lo alto de la imagen domina al par de inquisidores una figura demoníaca de alas tan equívocas como los hábitos, atributos y veredictos que pretendían santificar aquellos crucíferos, tan alejados de los caminos de la justicia divina que decían venerar, cuanto tan lejos estaban de la divina misericordia.