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Huyendo a la Vieja Europa

Parten rumbo a Italia, atravesando de nuevo las turbulentas aguas intercontinentales y escapando del visceral horror al que retornarán para ya no volver a sus vidas, sino a visitar los viejos caminos de suplicio que les van acercando a sus muertes.

La sociedad críptica estuvo regida por el silencio.
Alicia Gojman

Entre las velas del navío imaginario, emulando al real, se mecen y cuelgan las imágenes monstruosas de las tantas carnes torturadas e incineradas dejadas atrás y de las otras tantas torturas del porvenir nada lejano de El Alumbrado y los suyos. El silencio reina y la incomunicación se torna peso inevitable sobre las figuras ensimismadas de los cuerpos sin rostro y de los rostros sin labios. Son las figuras de la tragedia de los Carvajal, armonizando con la idea de Paul de Man cuando augura que el referente siempre será una misteriosa «otra parte», un «allá afuera» que inevitablemente hace de todo abordaje referencial un producto oblicuo, alegórico, que incita la imaginación y propicia ahondar en los vericuetos del sentido: los de las escenas contadas, los de la turbadora historia sucedida e incluso los de todos aquellos espantos que aún no hayan sido siquiera revelados ni imaginados.

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